lunes, 21 de julio de 2014

De lenguas



De lenguas vivas, de lenguas muertas, de lenguas infinitas e imposibles.
A mi me gusta la suya. Redonda y políglota que me traduce en infinitas posturas y me coge en cualquier idioma.
Se pervierte y se divierte a círculos viciosos sobre mi vulva. Tenaz, sorpresiva, como su voz que me desarma, como sus manos que me desquician, como su verga de buena persona que me deshace entre las embestidas de su ‘niño malo’. Silenciosa. Suelo decirlo todo.
Necesito las palabras para hacerme comprender. Mueren en él cuando las digo. Se las come su lengua. A mi me devora. Y cuando me dice: '- Hoy no te voy a coger' - me abandona. Nunca estuve menos vestida. Me escucha desnuda. En carne viva me coge.

El cuarto se pudre. Casi quince días viviendo en su verga. Muerto el colchón, el sillón, la alfombra. No queda nada por morir. Salvo yo. Salvo él. Que me mete el índice en la boca arañando mi lengua, violándome el paladar. Y ahí. A horcajadas sobre la piel de sus huevos, se rompen mis cuerdas vocales y un tercio de mi vulva. Muda y herida, sólo queda una puerta.


Sobrevivir.

Imaginándolo.
Cogiéndome.


miércoles, 28 de mayo de 2014

(Final.mente) Los he amado...


Los he amado a todos, y de la memoria de todos me he ido difuminando como un trazo muy antiguo... Si hay algo rigurosamente cierto es que ninguno ha mirado dentro de mí. Absolutamente ninguno. Hoy mientras miraba fotos los he visto pasar uno por uno como cuando era niña, y jugaba con los negativos de las fotografías, parpadeaba y desaparecían y volvían a aparecer.

Todos son parte de mí. Quizá ellos creían que me cogían cuando en realidad yo me los he fagocitado como una puta mantis religiosa, extrayendo de ellos lo que es mío:
El deseo, el calor de sus cuerpos, su ternura, su miedo, su dolor, su placer, su grito, su carne, su esperma, sus culos abiertos, su boca ensalivada, su sudor, su barba rala, su boca inflando mi vulva de lengua y lujuria.

Juro por mi vida que los he amado a todos. Y ellos han tenido de mí absolutamente todo lo que soy. Habitualmente sin saberlo. Les he visto marcharse confusos, huidizos, los he visto irse pensando que los acorralaría o me los comería para siempre, y se han llevado trozos de mí misma que no recuperaré nunca. Se han llevado mis gemidos, mis besos, mi saliva, se han llevado tras de sí la mujer que fui, la vida que tenía, las historias que les he contado, se han llevado sábanas empapadas, azotes, temblores, mi espalda estremecida, mis orgasmos en la boca, mis pezones ardientes, mis dudas, mis valentías, mi confianza y parte de mis sueños.

En todos he reconocido que el miedo es el mayor obstáculo para casi cualquier cosa que quieras ser o hacer. Y que uno es uno y otro al mismo tiempo en determinados momentos de su vida, casi siempre en los más hermosos. Y que quizá por eso respeto tanto sus almas y sus cuerpos, su temblor, sus elecciones, sus desvaríos, incluso sus desprecios.

Algunos se han quedado mucho tiempo, otros demasiado, otros tan poco que se han ido antes de poder reconocerlos.
Unos han sido ángeles y otros monstruosamente crueles, unos han sido sádicos y otros dulces o elegantes o tiernos. Los ha habido sombríos y maravillosamente luminosos. Alegres, locuaces, taciturnos, hundidos, endemoniados, miedosos, inseguros, trágicos… (naturales), egocéntricos, sofisticados, inteligentes, creativos, generosos, ruidosos, gentiles, mágicos…

(Y es por todas esas cualidades, que yo finalmente 
decidí convertirme en una 'Hija de Puta con Clase')