martes, 2 de octubre de 2012

A veces



A veces se contraen los hilos que atraviesan los tejidos de piel viva en mi cintura. A veces mi calentura flota encima del colchón. A veces soy carne de cañón, recitándome un verso o vendiendo un beso con mi lengua en contrabando.
Tengo un doble fondo en el cajón para los sueños raros. A veces huelo a café, y no llevo nada debajo. A veces soy descolocada como una pieza de rompecabezas barato.
A veces soy sístole y touché, diástole y labio de trapo, sangre potable, sílaba rota. Vivo el deseo que se me muestra, pero él ya no me permite tocarlo, y luego de cada espasmo (injusto), yo muero en un infarto.
A veces estoy desorientada como una pieza de rompecabezas barato.
A veces abrillanto teclados o simplemente cierro los ojos. A veces agacho la cabeza, o le sonrío a unos ojos que indiferentes a mi calendario, me sonríen.
A veces, si, a veces, porque es lo que se pone en la partida de nacimiento de mis humedades, me lamo sola las piezas que me faltan engarzar.

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