Mientras la noche nos escondía de miradas, cruzamos la avenida y entre los árboles el movimiento fue preciso, a los tres minutos exactos:
Uno,
dos,
tres...
Y ya tenía sus dedos adentro.
Él me cogió del mismo modo que se coge a una puta.
Y se marchó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario