Yo voy caprichosa por la vida, desnuda, insoportable, en mis momentos de lucidez soy presa de éste anunciado y eterno desencuentro, y en ésta blasfemia de varios días voy perdiendo la cordura, la paciencia, me hago presa del calor con el que se sofoca mi imaginación al evocarte.
Comienzo a perder la compostura y la decencia; yo voy caprichosa por la vida, descuidada me toco sin pensarlo.
Cierro los ojos y contra mi lengua te amurallo, queriéndote todo de una sola vez hasta ahogarme en tu jugo, sedienta, buscando por donde beberte...
(entero)
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