Desde hace días ando dividida en dos partes: la parte que apoya a mi mente y la parte que defiende a mi corazón. Ambas están en mi cuerpo, pero no se llevan bien. Ni siquiera de jóvenes porque la mente quería más a mi madre y el corazón más a mi libertad.
En fin una lucha que nunca los ha llevado a ninguna parte. La cuestión es que ahora andan peleadísimas las dos, suerte que en estos casos yo siempre recurro a mi vagina.
Es la que mejor me entiende, no en vano ocupa un lugar protagonista en mi vida, estoy enamorada de ella.
Mi vagina dice que si hago caso a la mente me privaré de las más bellas emociones, pero que si hago caso al corazón perderé la cordura y corro el riesgo de parecer idiota, en cambio si me dejo llevar por lo que ella piensa, mi vagina, mi vida será una gran bolsa de placeres.
Por otro lado, también dice que si debemos decidir no necesitamos a nadie más, que como nos conocemos tan bien nos basta con un par de minutos para ser felices las dos y que así se relajaran la mente y el corazón y quien sabe si hasta se reconcilian y estamos todos felices.
Creo que una vez más le haré caso... Siempre tan sabia.
Sé que el corazón y la mente le tienen celos porque la mimo demasiado, pero cómo no la voy a mimar si me da tantas satisfacciones.
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