domingo, 3 de junio de 2012

Onanista

Hace demasiado frío, pero yo no aguanto tanto calor. 
Ésta noche ya es tarde y tratare de dormir. 

Pero el apetitoso aroma de tu piel despojada de prejuicios me ataca, me desnuda. Y es tu desnudez y tu aliento caliente quienes se cuelan por debajo de las sábanas, que penetran en mis poros, que arden en mi sangre e intentan agitar mis manos emancipadas. Desearía ponerme desnuda y hacerte el amor a la distancia.

Desearía palpar ésta insoportable humedad, y recorrer lentamente el placer universal que se desquicia brutalmente en mis caminos, en ésta cama, sola.

Es tarde a la noche, y desnuda me duermo pensando en vos.

Me tocaría toda la noche, sí:
Me masturbaría (de una forma tan total que me aplaudirían los ángeles), pero me contengo, no quiero manchar el santo recuerdo de tu rostro, ni a la dulce bestia latente en tus gemidos.

(Ni lo que más te gusta de mí: mis manos)

No hay comentarios:

Publicar un comentario